Aprovechando el viaje
Volvemos de una visita familiar en la Comunidad Valenciana y, con el fin de semana por delante, ¿Por qué no hacer una paradita en el camino?
Echamos un vistazo a nuestro mapa Pet Friendly para ver las opciones que nos cogen más o menos de paso. Justamente las provincias intermedias no son las que más oferta Pet Friendly tienen, pero si hay algunas opciones interesantes, así que después de mirarlas todas con detenimiento nos decantamos por hacer una reserva en el Hotel Cueva del Fraile, en Cuenca.
Decidimos llamar por teléfono en lugar de hacer la reserva por internet, para asegurarnos de que no habrá ningún problema por alojarme en la misma habitación que mis humanas y encontrar algún sitio al que puedan acudir a comer en mi compañía. Y … ¡Que buena sorpresa! … Nos atendió una chica muy amable que nos informó de que “no solo podía alojarme con mis humanas en la habitación, sino que podía estar con ellas en todas las estancias del hotel” Si, si, también en los restaurantes y en el bar.
El Hotel
El Hotel Cueva del Fraile está a unos 7 kilómetros de la ciudad de Cuenca, en un entorno natural ideal para los que aman la tranquilidad y la naturaleza.
Es un antiguo monasterio precioso por dentro y por fuera. Tiene un amplio espacio de aparcamiento en la entrada del hotel, así que al llegar aparcamos sin ningún problema y pudimos dar un pequeño paseo admirando la belleza de su fachada principal antes de acceder al hotel.
Una vez dentro, nos atendieron con la misma amabilidad que por teléfono y nos indicaron como llegar a nuestra habitación. Una Suite Junior con dos camas de 1,50, sofá, pantalla plana y un jacuzzi para dos, en la que estuvimos muy cómodas. De camino a la habitación nos encantó ver la cantidad de estancias distintas que tienen, tanto de interior como de exterior para poder relajarnos o tomar algo. Todas ellas amplias, elegantes y acogedoras.
Los restaurantes
El hotel cuenta con tres restaurantes (uno de ellos abierto solo en verano, junto a la piscina), una cafetería y un buffet para los desayunos.
Como nuestra llegada fue por la tarde, el primer restaurante que Probamos fue “El Colmado”. Un salón muy acogedor en el que nos ofrecieron una mesa en un rinconcito del restaurante en el que estuvimos muy cómodas. La carta, sin ser muy extensa, tiene una variedad de platos para todos los gustos y, según lo que pudimos probar, muy ricos.
A la mañana siguiente acudimos a desayunar al buffet, en el que nos dejaron elegir la mesa en la que nos sintiéramos más cómodas. Aquí encontramos toda la variedad que se puede esperar para desayunar en un hotel, sin grandes excesos, pero sin echar nada en falta.
A media mañana pudimos disfrutar de un rico vermut en la amplia cafetería, disfrutando de la tranquilidad como en todas las estancias del hotel.
Y a mediodía comimos en el restaurante “A Cielo Abierto”, situado al otro lado del patio interior.
Debo decir que en cada sitio que estuvimos del hotel, todas las personas con las que nos encontramos (trabajadores y huéspedes) fueron muy amables y cariñosas conmigo.