¿Dónde estábamos hace un año?
¿No os pasa que cuando llegan estas fechas os da por recordar como estabais en las mismas fechas hace un año? A mi sí y, la verdad, no estábamos nada mal. Habíamos decidido cambiar el 2023 por el 2024 en algún lugar tranquilo, en familia, nuestra pequeña familia. Brie todavía no estaba con nosotras, así que este año seremos una más. Como siempre que pensamos en un plan tranquilo, había que buscar un entorno rural y, no pudimos decidir mejor. Hicimos una reserva en la casa rural La Espiga, en un pueblecito que se llama Cortos, en Ávila. Por las fotos que encontramos en internet la casa parecía bonita y acogedora, y vaya si lo es.
Cortos – Ávila
Cortos es un pueblo muy pequeñito, con tan solo 8 habitantes, situado a 3 km de la capital, Ávila. Imaginaros la paz que se respiraba en este entorno rural. Apenas nos cruzamos con dos personas en los días que estuvimos allí. Los paseos eran absolutamente relajantes, sin nada de lo que preocuparse.
Casa Rural La Espiga
A nuestra llegada al pueblo, el propietario de La Espiga nos estaba esperando en la puerta. Muy amable, nos enseñó la casa y nos explicó todo lo necesario. Había pensado en todo para que en nuestra estancia no nos faltara de nada para disfrutar de la casa. Aun así, se ofreció para acudir si necesitábamos algo, sin ningún problema. La casa nos pareció preciosa, tal y como aparentaba en las fotos. Y en cuanto deshicimos las maletas, ya nos sentíamos como en casa. A pesar de las bajas temperaturas y de la amplitud de la casa, una estufa de pellets que tienen en el gran salón, fue suficiente para mantener la casa cálida. Y los grandes ventanales que rodean la casa aportan calor en cuanto sale un poco el sol. Toda la casa está decorada con mucho gusto y las estancias son amplias. Una de las habitaciones tiene un baño propio con un pequeño jacuzzi. Otra habitación, con acceso a una gran terraza, está en la planta superior abierta al salón y comunicada con este por unas escaleras al aire. La casa tiene dos patios interiores acristalados a modo de solario y un jardín con un pequeño estanque y vistas al campo abierto y las montañas, muy agradable.
Visita a Ávila
En un momento, con el coche, nos plantamos en Ávila e hicimos una pequeña visita a esta hermosa ciudad. Encontramos un sitio estupendo, junto a la entrada a la muralla, donde comer. El Restaurante Casa de Postas, con una terraza semicerrada, donde había mas de un perrito comiendo con su familia como yo. Nos trataron genial y comimos super bien disfrutando del solecito que ese día nos quiso acompañar, aunque es cierto que, para cuando terminamos de comer, ya empezaba a sentirse el fresquito.
El entorno
Pero donde más disfruté yo fue en el entorno del pueblo. Podía correr libremente de un lado a otro. Y en los paseos nos encontramos con otros animalitos en las fincas que rodean al pueblo, como un burrito muy simpático, otros perros que salían libremente a pasear y hasta un rebaño de ovejas acompañadas de sus pastores (humano y perro).
